Rincón para Solteros

¿Sabes montar bicicleta? ¿Sabes nadar? ¿Sabes defenderte en una pelea? ¿Has ingresado a la universidad a la segunda, la tercera o la cuarta vez? ¿Sigues montando skate después de haberte fracturado la pierna en un salto mal calculado? ¿Sigues tomando cerveza después de esa espantosa borrachera de la semana pasada donde no solo perdiste el conocimiento, sino también tu billetera, tu ropa y tu dignidad? Entonces felicitaciones, has sido diseñado para amar. Quien monta bicicleta, alguna vez cayó. Quien nada, alguna vez estuvo a punto de ahogarse. Quien suele tomar cerveza, sabe lo que es estar ebrio. Pero pese a todas las consecuencias desagradables de aquellos hechos, uno persiste.

¿Amar demasiado? ¿Por qué? El amor es una de las pocas cosas que aumentan mientras más repartas. El amor nunca se agota, el amor es gratis, el amor puede cambiar el mundo de alguien, el amor puede todo, bla bla bla [ Inserte la frase cursi de su preferencia aquí ]...

¿Después del primer amor, no hay otro igual? Cierto, pero no porque uno no vuelva a amar, sino porque, como todo en este universo, el amor también evoluciona. El primer amor es más grande, el segundo es mejor, el tercero es muchísimo mejor. Y mientras más ames, más mejorará la calidad de ese amor. El primero tomó años para concretarse, el último tal vez haya tomado días. El primero no te hacía ver los defectos, el último te los mostraba magnificados, pero igual los aceptabas. La larga travesía del amor es un camino tortuoso pero gratificante.

Y amé, de muchas formas distintas. Tanto como para ponerme en segundo plano, tragarme mi orgullo y aceptar que ese amor sería imposible. Tanto como para ver cómo se regalaba a otro (mi mejor amigo) sin decir una sola palabra. Tanto como para consolar sus lágrimas con mis hombros cuando él la mandaba a rodar. Y como para hablar con él cuando la dejó. Lo más que conseguí fue su aprecio, su "eres el mejor amigo que podría tener" y nada más.

Y luego amé distinto, y más que la vez anterior. Y nuestro amor duró y duró. Pero cuando más arriba estaba, la caída fue más estrepitosa. El dolor me duró mucho, pero seguí adelante y me volví a enamorar.

¿Acaso aprendí la lección? ¿Aprendí que no hay que dar más amor del que se puede recibir? ¿¡PERO PARA QUÉ!? ¡EL AMOR ES LO MÁXIMO! No importa que haya caído mil veces, no importa que me hayan lastimado otras tantas, yo solo quiero amar sin medida, sin condición, darlo todo sin esperar recibir nada. Y si me pagan mal, sé que sobreviviré para volver a amar igual o más. Allá aquellos que dan amor de a poquitos, yo soy generoso con el amor que tengo. Y si no regresa a mí, al menos quedaré con la satisfacción de haber amado todo lo que podía.

Para bien o para mal, nadie me quitará lo bailado.