He de decir que, luego de este post, mi larga ausencia quedará plenamente justificada (en este tiempo no fui, lo ke se dice, "soltero soltero"), y si no, al menos será más comprensible la razón de mi proceder. Mis disculpas a quienes esperaban mi punto de vista, a la administración y a quienes he faltado con mi aparente desinterés por este rincón, bastión de los solteros por convicción.
Dicho esto, prosigo.
Mi relación con... M (nombre ficticio acorde con el programa de protección a testigos e implicados XD) fue rica en experiencias y sumamente interesante. Aprendí algunas cosas, a pesar de la diferencia de edades (yo soy mayor por algunos años) y no me arrepiento de haberla conocido. Pero, como dice la canción: "Todo tiene su final, nada dura para siempre". Fue duro separarme de ella, en especial cuando ya estaba empezando a acostumbrarme a tenerla cerca. Esta bien, lo admito, tal vez no fui un ejemplo de pareja, menos el novio del año, pero antes de que llegara el inevitable desenlace yo tenía fuertes sentimientos hacia ella. Pero qué más da, lo que pasó, pasó y a mirar para adelante.
Aunque yo me hacía el fuerte y trataba de restarle importancia al asunto, la verdad es que me dolió la separación. Tener noticias de ella me entusiasmaba, y saber que seguía adelante con su vida me causaba sentimientos encontrados, pues sabía que era lo mejor para ella pero también me hacía sentir que no signifiqué nada en su camino. Así, cuando la veía de nuevo me hacía el fuerte, el desinteresado, con mi mejor cara de "ya te superé, me alegro de que sigas con tu vida, yo también lo estoy haciendo". Pero realmente me dolía verla, me dolía saber que salía con otro y me dolía más que me dijera que lo hacía por despecho.
Cansado y adolorido, decidí probar un método que nunca aprobé pero que no me pareció tan mala idea en el momento: Sacar un clavo con otro clavo. Y ya tenía una idea de quién podría servirme para ese propósito.
Siempre había sido divertido trabajar con P (otro nombre ficticio, al menos hasta que se me acaben las variables y empiece con las letras griegas =P), pero nunca la había visto con otros ojos. Era simpática, eso era innegable, pero observándola mejor, tenía un "je ne sais quoi" que se me hacía irresistiblemente sexy. Ella sería la elegida, el clavo que sacaría al otro clavo.
Salimos por un corto tiempo, lleno de situaciones intensas y prohibidas, pues había que mantener un perfil bajo debido a que nadie podía enterarse en nuestro centro de trabajo. Nos divertíamos y la pasabamos muy bien. Su apariencia inocente y traviesa eran el perfecto complemento a su sensualidad natural, propia quizás de su tierra natal, aquella famosa por tener habitantes "de sangre caliente".
Con el pasar de los días, mi objetivo con ella no era muy claro en realidad. Llegó un momento en el que no sabía si quería algo serio o solo pasar un buen rato (que ya estabamos pasando). Pero, como para terminar de aclarar mis dudas, llegó el día en el que, súbitamente, cambió su cariñosa expresión por una de frialdad total. "Creo que voy a darle otra oportunidad a mi enamorado", me dijo sin siquiera mirarme a los ojos, tal vez para no salpicarse de la sangre que brotaría de tan violenta herida. Ouch.
Así, comprobé de la manera difícil que un clavo NO saca otro clavo. El dolor de ser lastimado por segunda vez es más intenso que el de la primera. Es como si te pegaras una horrible insolación un jueves en la playa, y al día siguiente volvieras a ir, insolado y sin protección. O como si después de echarte alcohol en una herida, cogieras un poco de sal y te lo frotaras en ella.
Por ello, y para evitar futuros ardores, creo que sería bueno seguir algunas recomendaciones:
- Guarda el luto: Date un tiempo para ti mismo. Deprimete, toca fondo, llora si es lo que deseas. Pero no te hagas el fuerte, es lo peor que puedes hacer. Admitir que te afecta no te hace más vulnerable ni menos hombre. Tal vez comprender esto te ayude a superar el dolor. Analiza las causas, aprende de los errores y luego simplemente ocúpate de sanar.
- Vuelve a ver a tus amigos: ¿Dejaste de ver a tus amigos de siempre por pasar más tiempo con ella? Pues es un buen momento para retomar esas amistades. Ellos te recibirán con los brazos abiertos y dispuestos a hacer hasta lo imposible por acelerar el proceso de curación.
- Resiste la tentación: Y no solo me refiero a la tentación de buscarte otra que te consuele. Mas bien hablo de la tentación de volver a los brazos de aquella que te lastimó, o a los de la que te hirió antes de ella. No es bueno repetir el plato en tan vulnerables condiciones.
- Mira el lado bueno: Si te pasa como a mí, que por momentos sientes todo el peso de tu soledad, reúnete con tus amigos y amigas que ya tienen pareja. Al principio vas a sentir más aún que todo el mundo tiene compañía excepto tu, pero presta un poco más de atención a las conversaciones. Una vez que oigas la retahila de quejas que tienen que decir sobre sus respectivas media-naranjas, quedarás convencido de que no hay nada como la libertad de uno XD.